Por Camila Obreque, Encargada de Comunicaciones CFTOH.
Evelyn Astaburuaga, originaria de Talca, se mudó a la comuna de San Fernando hace cuatro años, motivada por el amor a su esposo, Claudio. Es mamá de cuatro hijos y abuela de un querido nieto. Actualmente, cursa la carrera de Técnico de Nivel Superior en Educación Parvularia en el CFT Estatal de O’Higgins, sede San Fernando.
Además de su vocación académica, Evelyn es la fundadora de la Fundación Blanca Marisol, una organización que ofrece terapias y actividades recreativas utilizando los animales de su granja. Esta iniciativa nació del deseo de apoyar a dos de sus hijos, quienes son pacientes activos de Teletón, y busca brindarles a ellos y a otros niños una experiencia sanadora y enriquecedora en un entorno natural.
El principal objetivo es brindar a la comunidad la oportunidad de desarrollar un vínculo afectivo y terapéutico con animales de granja. Para lograrlo, ofrece talleres de Hipoterapia, tanto individuales como grupales, en los cuales niños, adolescentes y adultos pueden superar miedos, ganar confianza y ampliar sus conocimientos sobre los animales, especialmente con los caballos.
CO: ¿Cómo fue que llegaste a estudiar en el CFT O’Higgins?
Evelyn: Bueno, estudiar Educación Parvularia ha sido un sueño desde siempre. Desde pequeña tuve la vocación y el anhelo de trabajar con niños, de poder contribuir a su formación y acompañarlos en sus primeros pasos en la educación. Pero, como pasa muchas veces, la vida me llevó en otra dirección. Me casé muy joven, tenía apenas 15 años. Fue un momento donde tuve que madurar rápido, asumir nuevas responsabilidades y dedicarme por completo a mi familia. Mi primer matrimonio duró 17 años, y en todo ese tiempo me entregué a mi rol de madre y esposa. Fui postergando mis propios sueños, porque me parecía lo correcto en ese momento. Con el tiempo, me di cuenta de que había dejado de lado una parte importante de mí misma, de esa Evelyn que soñaba con estudiar y crecer en lo que realmente me apasionaba.
Después de muchos años, logré construir una familia consolidada y estable. Mis hijos ya están más grandes, y sentí que, finalmente, era el momento de pensar en mí, de retomar mis estudios y de perseguir ese sueño que había dejado guardado en un cajón. Una noche estaba navegando por redes sociales y vi una publicación del CFT Estatal de O’Higgins. Fue algo casi mágico, como si me estuvieran llamando. Sentí una conexión inmediata y pensé: “Este es el lugar y este es el momento.” No lo pensé dos veces y me inscribí. Sentí que era una señal, y al día siguiente ya estaba contactando a la institución para saber los pasos a seguir. Hoy, al mirar atrás, estoy segura de que fue la mejor decisión que pude haber tomado.
CO: ¿Qué tal ha sido tu experiencia en el CFT?
Evelyn: ¡La verdad es que ha superado todas mis expectativas! Desde el primer día sentí una calidez y una cercanía que no esperaba. Al principio, debo admitir que tenía algunos miedos. Soy la mayor de mi grupo, y eso me hacía sentir un poco fuera de lugar. Pensé que quizás no encajaría o que la diferencia de edad podría ser un obstáculo. Pero resultó todo lo contrario. Encontré en el CFT una comunidad que realmente te recibe con los brazos abiertos. Siempre bromeo diciendo que soy “la mamá de todas” porque, efectivamente, soy la mayor, y siento que mis compañeras me ven con ese cariño. Pero más allá de eso, lo que realmente me sorprende es la conexión que he logrado con ellas y con los profesores. Todos aquí son muy atentos y siempre dispuestos a ayudar.
El CFT tiene algo especial, esa cercanía que lo convierte en un lugar familiar y acogedor. Es una institución pequeña, pero creo que eso es lo que le da su esencia. Te sientes valorada, te sientes vista, como si realmente importara quién eres y cuál es tu historia. No eres solo un número, y eso es muy significativo, especialmente para alguien como yo, que viene de una vida tan distinta. Mis profesores me han apoyado muchísimo, siempre pendientes de que todos podamos seguir el ritmo y de que entendamos cada contenido. Y el equipo administrativo es igual de cercano; sientes que todos forman parte de tu camino y de tu desarrollo personal. Adaptarme aquí ha sido muy natural, y siento que cada día crezco y aprendo más, no solo académicamente, sino también como persona.
CO: ¿Tienes algún mensaje para la #comunidadcftoh?
Evelyn: Definitivamente, sí. Primero, quiero dar las gracias, desde el fondo de mi corazón, a cada persona que forma parte del CFT Estatal de O’Higgins. A todo el equipo administrativo, desde el rector hasta Martita, quien siempre nos recibe con una sonrisa y una palabra de ánimo. Ellos nos muestran que estamos en un lugar donde realmente importamos, y eso es invaluable. Agradezco a mis profesores, quienes hacen un trabajo extraordinario no solo enseñándonos, sino también apoyándonos en nuestros desafíos y necesidades. Es un equipo de personas que realmente se preocupan, que están pendientes y que hacen todo lo posible para que podamos lograr nuestros objetivos. No solo son profesionales, sino que son personas muy humanas y empáticas.
También quiero enviar un mensaje a mis compañeras. Muchas de ellas son más jóvenes y están viviendo esta etapa de una manera muy distinta a la mía, pero aun así hemos creado un lazo increíble. Para mí, ellas ya son parte de mi familia en esta etapa de mi vida. Me han apoyado y acompañado en todo momento, y eso es algo que siempre voy a valorar. Les diría que nunca dejen de creer en ellas mismas, que siempre sigan adelante y que recuerden que nunca es tarde para perseguir nuestros sueños. A veces la vida nos lleva por caminos inesperados, pero siempre hay una oportunidad para retomar lo que realmente nos llena. Y yo soy prueba de ello.
En el CFT Estatal de O’Higgins he encontrado no solo una oportunidad para estudiar, sino un espacio de crecimiento personal. A todas las personas que forman parte de esta comunidad, les agradezco por ser parte de este viaje. Aquí todos avanzamos juntos, y eso es lo que hace que este lugar sea tan especial.